domingo

mira como se vacían las cabezas por debajo de la luna
ya no redireccionan sus sombras
si la niña mirase detenidamente bien pudiera darse cuenta y explicar a todo el mundo
lo que a ella le preocupa no es la mera necesidad vacía de saciar, de saciar-se
en alguna parte la niña piensa, la vida es clara
pero las cabezas se vacían de claridad
y la luna ya no redirecciona
y la niña ya no piensa
busca saciar-se
en alguna parte

el mundo ahora de apariencias, sin propósito, con propósito de nada
en ansia deberia ser el reemanar, emanar-se
permanecer

 carencia frente al esfuerzo de seguridad

jueves


¿Qué hacés? ¿Adónde vas, dónde dejas que te lleven? Tengo una vida. Cualquiera se lo cree. Mañana escribiré, para convencerte. Hoy, hoy no, hoy no quiero escribirte mentiras. Hoy hablo con la verdad, como se habla a un muerto.
No sé por qué, en relación con algo que he olvidado, me vino a la mente la palabra "cuidado". No es seguro el querer recorrer todas las frases que uno piensa.
- Vaya.  Los sentimientos mutuos. Bien está. Antes, pensé en tu muerte con la mayor frialdad posible.
- La muerte.
- Eso, los que van a morir jóvenes, como vos.
- Muchos dicen que a cada uno de nosotros sólo se nos da un cupo de energía determinado que puede consumir rápidamente o economizar para hacer que dure más. Y que, cuando la reserva se ha terminado, el cuerpo inventa un pretexto para retirarse.
- Especulaciones. De todas formas, vos nunca fuiste ahorrativa. Más bien derrochadora.
- Lo cual a vos te preocupaba.
- A veces. A veces me preocupaba ver cómo te disipabas.
- Porque vos, secretamente, siempre te preguntaste: ¿Qué queda?
- Que queda. Que queda. Nos veo hundirnos como bajo los efectos  de una radiación demasiado fuerte; una imagen muy de nuestro tiempo, lo sé. Nuestro contorno se difumina. Parece que no se nos ha otorgado poseer una personalidad acusada. Cuantas cosas no habremos probado para adquirir firmeza, en cuántas pieles no nos habremos introducido. Nuestro viejo afán de cobijo, calor, compañía es muy débil frente al frio del espacio que nos invade. Y esa infinidad de fotos que nos mandamos hacer de nuestras muchas caras son menos permanentes que aquel enverado retrato de boda de nuestros abuelos.
- Yo, vos ya sabes, traté de tapar con fotografías los agujeros de las paredes de nuestra cueva. Y luego he visto con alegría cómo se iba dibujando la foto en el cuarto de revelado. Muchas veces he pensado en la gente que contemplará estas fotografías cuando yo haya muerto.
- Lo que queda son imágenes. Ahora quiero verte. Ahora sonreí, que yo te vea. Ahora no me asustes, escondete.
- Y qué es lo que ves sin mí.
- Veo un resplandor verde. Un árbol, una ventana, que filtra luz. Todavía no están formadas las hojas.
- Era abril
- Veo la madera color miel que cubría toda la ventanita del costado.
- Que tanto me gustaba.
- Y que tan bien arde, veo como arde. Veo la barandilla de madera de la escalera que sube en arcos armoniosos y breves. Ahora veo tu sonrisa. Ahora te veo a vos. Sentada en el último escalón. Con la cara en la sombra.
- Te dije que también a mí me hubiese gustado vivir en una habitación como aquella.
- Yo sabía que nunca vivirías en una habitación como aquella. Y vi lo afortunada que eras.
- Te dije que durante las semanas que siguieron, había vivido más intensamente que nunca.
- Te creí. Y sentí un poco de envidia absurda. Te lo dije.
- A mí nunca me pareció absurda.
- Lo descubrí. Eso lo descubrí.
- Lo efímero.
- Lo efímero, palabra maldita. Entonces te vi en forma pretérita, tal como un día te escribiría, en el caso de que quisiera hacerlo. Sabía que no cometería el pecado de incluir cosas en historias, es que sólo se pueden ver esos días y se me ha ocurrido que de los días de las personas, pueden salir historias varias. Y a pesar de todo, porque nos vi a nosotros en nuestro cálido atardecer de cada día y, al mismo tiempo, como esqueletos. Este proceso ya no me desconcierta como al principio. Vos me contaste tu sueño.
- En el sueño, yo estaba con mi madre en lo alto de una pendiente, era el paisaje de mi niñez, bien conocido, y mi madre trataba de convencerme de que me lanzara por la pendiente y me desintegrara. Me lo pedía con toda naturalidad y yo también estaba muy tranquila y me esforzaba por ser razonable y obediente y me dejé deslizar pendiente abajo, pero con la mirada buscaba un escondite en el que sobrevivir, un lugar en el que no tuviera que extinguirme, y al mismo tiempo tenia remordimientos por este engaño. Y ahora decime como tengo que hacer para que mi madre no se de cuenta, cuando me visite.
- Yo dije, sin pensar: para eso antes tendría que arder la casa. Y vos, querida mía, ni parpadeaste. Vos sabías de qué te hablaba. Porque eso te dije. No fingiste indignación, ni rechazo. Sólo levantaste un poco las cejas, reflexionaste y, al cabo de un rato, dijiste: es un mundo muy raro.
 Ella dijo aun: ¿Entonces lo que buscas acá no es retirarte al silencio y la soledad, incluso, a la belleza? Yo dije: debes de estar loca. ¿Eso te parece? Ya no, dijo ella mientras bajamos la escalera con precaución en la semioscuridad. Me alegro de haber estado aquí.
Abajo se encendió la luz, nos llamaban.

viernes

Cuando pudiera no verse a sí mismo como una tierra ocupada por palabras e ideas equivocadas, tendrá que averiguar por su cuenta, o intentar pasar por alto, o aceptar -en el mejor de los casos- que había empezado a cambiar. La vergüenza no habla. De lo contrario diría: una tierra ocupada con propio consentimiento y por libre voluntad. A modo de algún tipo de rara analogía, se puede sucumbir a la idea de, la potencia extranjera que había ejercido el poder sobre sí mismo, se había mantenido escondida en el lugar más seguro de todos: en sus propios ojos. Es decir, que la potencia extranjera veía por sus ojos, a través de él mismo. Y ni los demás, ni él podían darse cuenta. Y tuvo que pensar que, para arrancar de sí el cuerpo extraño, tendría que desgarrarse. Casi llego a desearlo. Y había días en los que su único sostén era pensar en el "casi". El laborioso cultivo de "no" a partir del "casi". Era algo que trascendía al lenguaje.

sábado

Decimos ahora: entonces vivíamos, y se abre en el espacio circundante del pensamiento un equipaje dispuesto a ser preparado para el viaje.
Cuando nos preguntamos por qué aquel tiempo se nos aparece ahí,único e interminable, nos es difícil hallar el tono sobrio que es el único apto para describir los fenómenos raros  a los que la vida nos expone. Muchas veces, cuando hablamos de aquel tiempo, parece que lo hubiéramos tenido en la palma de la mano. Y la verdad, es que él nos tenia a nosotros en la palma de su mano. Y hacía con nosotros lo que quería.
 
Ahora que ya está clara la transitoriedad del milagro, que se ha desvanecido la magia que nos mantenía unidos con vida - una frase, una formula, una ciencia  que nos unía y cuya desaparición nos convirtió en seres individuales  que pueden optar entre quedarse o marchar- hoy, parece que no conocemos nostalgia mas fuerte que la de mantener vivos en nosotros los días y las noches de aquel tiempo. 
¿Y qué vemos cuando cerramos lo ojos? Unas figuras tumbadas sobre un suelo de colores vivos y, encima, la bóveda de un cielo sin nubes, azul intenso, dorado por el atardecer y, finalmente, negro y cuajado de estrellas.
¡Ahora! Nos gritan esas cosas. Es como un grito de ánimo que nos llega al alma: ¡Ahora! ¡Ahora!
Así nos gritaban esas cosas, pidiendo redención.
Nosotros debíamos ser nosotros con la misma seriedad con que ellas debían ser ellas. Podría resultar hasta sobrecogedor, si.
 
Traer a la mente un prado, y en el medio, un árbol, a los últimos de mayo. Un árbol con su delirante profusión de flores.  El árbol que grabamos en la retina, y cuya imagen no podrá ser sustituida por la de ningún otro.   
O los dos robles que entrelazaban sus ramas, uno de los cuales, el de la derecha (el femenino) también aquel año verdeó una o dos semanas después que el otro (el  masculino -proceso que bien podría considerarse simbólico-).
Ni el cielo, mas ineluctable con su azul avasallador. Y las estrellas de la última noche ¿viste cómo brillaban? ¿Viste cómo el lucero de la tarde crecía y crecía cuanto más lo mirabas? ¿No te parecía que tiraba de vos? Preguntas así...
Pero las estrellas estaban arriba, y yo estaba abajo, a una distancia sideral. Y si algo tiraba de mi, no era ansias de estrellas.
¿No te das cuenta de que todo está tenso como si fuera a estallar?
 
Ocurría pensar que un día la bóveda celeste se desgarraría y el frió del espacio nos inundaría. O que la tierra reventaría por efecto del calor  y se abriría a nuestros pies mostrando su núcleo incandescente.
O que esta luz, y este fuego y este centelleo excedería de la medida que puede soportar  nuestro cuerpo humano ¿No te das cuenta de cómo te disolves?
 
No, uno se mantenía firme, conservaba su individualidad. Eso, más que habilidad era una incapacidad disfrazada de habilidad. La incapacidad innata para la entrega.
¿No te da miedo pensar en el ruido que hará la cúpula celeste cuando alguien choque contra ella? A mediodía ¿No te parece que está a punto de sonar ese ruido y que nos romperá los tímpanos?
Así un día y otro.
 
Nosotros no sabíamos nada, no habían señales. Cada uno buscaba la compañía de los demás con los pretextos mas convencionales. Pero en realidad, había de llegar una soledad contra la cual queríamos acumular una reserva de compañía. 
¿Quien es el que puede mantenerse siempre en el lado de día de la Tierra? Cómo puede uno renunciar a regresar, por lo menos en espíritu a los lugares que, ahora opacos, en otro tiempo fueron capaces de tejer ese material evanescente al que se da le nombre burdo y vergonzante de felicidad. 
Tiene uno que ceder a la tentación, pero ¿se puede?
Volver a recorrer aquellas tierras. Tender aquel cielo. Seguir los movimientos de aquellas figuras reunidas por casualidad como un niño sigue con el dedo las lineas de un laberinto sin hallar la salida. Volver a preparar los asientos para volver a sentarnos, en lo posible.
Una palabra trae la otra. Es tan fuerte la cohesión entre las palabras que éstas forman una cadena que nos ata con muchas vueltas aislándonos irremisiblemente, es una maraña que, en lugar de describir las verdaderas circunstancias, poco a poco, se sitúa en su lugar ¿Estamos obligados , mas aún, autorizados a colaborar en el proceso? Curiosamente, semejantes preguntas armonizaban con este paisaje. Él les daba espacio y claridad, por más que él nunca preguntaba ni respondía. La cortedad que experimentamos porque nos sentimos pequeños ante él, no tiene nada que ver con él, como tampoco nuestra duda, que después se disipa por cierto, de si podríamos mantenernos libres de las consecuencias, de la moda a la que nos recluyen, a la vida.     

martes


A lo lejos sonaban unos bramidos extraños. Debe ser el gato aquel que rondaba por aquellos parajes y al que habían visto, alguna vez acercar su hocico rosa a husmear. Mendigante.Pero aquel sonido, los estremeció.Se alegraron de estar en el pueblo donde en alguna que otra ventana parpadeaba todavía el último programa de televisión y de distinguir la silueta de la caseta del transformador y la sombra del caballo que dormía de pie en el prado con la cabeza baja. En su habitación, ella no podía recordar el título de aquella perturbarte canción. ¿Bajada al Infierno? Seguro que no. Lo primero que haría al día siguiente sería ir a hablar con él, a modo de excusa quizás, a modo de recordatorio de esas cosas tan lindas, que las veía en un retrovisor. Lo que sí encontró fue nombre para el fermento que se necesitaba para escribir: seguridad. A ella se la había arrebatado.

jueves

Hace mucho tiempo, en un lugar mas allá del tiempo y el espacio, existía una conciencia en estado de unidad y dicha. Esta conciencia llegó a darse cuenta de que también quería experimentar la dualidad.De esta manera, podría experimentar la emoción de partirse en polaridades opuestas y el éxtasis de fusionarse nuevamente en uno.Y así...
Luego me enteré de Romanticismo, y te esperé.
 Tobias es un chico pulcro, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Algunas ocasiones me gusta pensarlo como un Platero Humanoide personalizado, con apariencia pseudo-hipster; o me lo mentalizo plumifero, cual Animorph de temporada de rebaja. Todo para enrarecerlo y volverlo así quizas mas especial de lo que es, inventarlo un tanto, adicionarle defectos, retando de a ratos el amontonamiento de cualidades, de esas que sofocan.A veces parece un espejismo, pasa caminando con un andar tan desprolijo, descuidado y en cámara lenta que,pareciese que flotase, levanta una mano en "son de paz" y saluda , y sigue su andar.Cuando habla, Tobias despide luces de neón, ciudades enteras, historias de calle, de sol, de Animorphs... historias varias, con luces fluorescentes que acompañan y ambientan.Le gusta vagar y divagar al mundo, plumífero él, o simplemente tan pulcro, tan Platero, el viento lo lleva, y ahí va.Quizás por la mañana muy temprano, cuando vas a la universidad, al trabajo, al juicio de tu ex, o al sr. que arregla relojes en la esquina, lo podes ver pasar  con su mano levantada en son de paz, detenelo, y detenete y creeme que seria lo mejor de tu día si accede a una de sus historias, te la plasma y ambienta, te la inquieta y te la hace olvidar en segundos. Ojalá tengas suerte, y ojalá lo encuentres, siguiendo el  sendero, su patria es el mundo, como una vagabundo, va Tobias.

miércoles

-Hay mas cosas en la tierra y en el cielo que las que sueñas en tu filosofia, Horacio.

-Shakespeare?

-Si, Hamlet.

viernes

Hay una pequeña pelota de luz flotando en medio del agua.Llama mucho la atención, brilla, sin cegar, casi tenue, pero brilla y dibuja surcos luminosos en las ondas que se mueven.Sigo la dirección de las ondas hasta la orilla.Hay una chica sentada del otro lado, moviendo los pies sumergidos en el agua.Mirando hipnóticamente la pequeña pelota de luz flotante.Es una chica de colores, de matices saturados, algo rosa chicle, algo verde Hulk con una mezcla de azul, azul común.El paisaje combina con todo, con la chica, con la tenue luz, conmigo que me creo viento de a ratos  y así muevo un tanto las ondas del agua, los polvos de colores en las hojas de los arboles, los cabellos en el rostro de la chica, y las nubes. Muevo las nubes hasta lograr escribir un mensaje con ellas, uno que quizás no sirva de nada, que quizás nadie nunca lo lea, por ser tan solo quizás un estado alterado de conciencia, un estado, un viaje pero sin epílogo.

miércoles

Cuando mis pies alcancen libertad....

Un tibio día se precipitó hasta aquí.
Me levante, saqué a pasear al perro, al hamster y al yoqui.Tomé café por demás, encendí la radio y sintonizé a un tipo que estaba muy pirado. Me desperté.Me puse a humear la casa, limpiar uno a uno las centenas de cereales de colores de noches anteriores que se acumulaba debajo de la cama y que por las noches causaban turbulentos sueños. Luego en la radio empezó a sonar la aventura de la abeja reina, y no sé por qué motivo me dio en pensar en el ritmo cíclico de la vida.Cíclico. Un pequeño espiral, que de pequeño se expande  extrínsicamente, acapara lugar, forma ramificaciones por doquier, y luego empieza el retroceso, recorriendo el mismo camino, se vuelve, se come, se retrae pisando sus mismas huellas.Es lo que le paso en la vida a Marta, comento el tipo pirado de la radio, que hablaba el de continuo allá a lo lejos.Y sin dar muchos rodeos, nos invadió con la pobre vida de Marta.Nunca antes mejor llamada pobre vida, una vida. Misera, diría yo. Tan solitaria, decente, anticuada, aburrida, depresiva, y una larga lista de adjetivos que contengan prefijos a modo de "des-a-anti..."Qué triste, que pobre, pensé. Y alcanze a sentir tristeza por la pobre vida de Marta. Y el sentimiento creo que me salio verdadero porque incundió la sala, se adhirió a las paredes, se arrastro hasta la cocina, y ahora no sé con qué quitarlo.Fue una lastima no haber escuchado el final del programa, quizás allí, el tipo muy pirado, daba alguna de esas recetas caceras raras por si algo así llegase a pasar a uno de sus radioescuchas. Nunca lo sabré. Y a mi me pasó. Y mientras tanto, el sentimiento por Marta, sigue aferrado a las baldosas, en la cocina.
Me dijo que me amaba, catú.
 Morty es un idiota. Por las noches sueña que alguien lo viene a salvar, y que al encontrarla saldran volando hacia la inmensidad, coleccionaran caracoles, se saciaran de puflitos y de alcoholes varios que no podran mas.Pero Morty es un idiota. A alguien alguna vez ya hubo que habersele ocurrido.Desliza sus pies cobre el mar y sueña tanto. Que ya sueña demasiado.Se le derrama café en la cama, en sabanas blancas y no lo limpia, solo lo tapa, y sale corriendo en busca de mas.Es un idiota. Caza resfrios en la plaza, en la cama, en la ducha, en un bar. Los captura maravillado con una red fluorescente.Estiliza de manera estricta su tiempo con esas cosas que suenan estúpidas por donde se las mire.Pero detrás de tanta idiotez,esconde feliz, si buscas bien esta ahí a trasluz. Morty es un idiota feliz, común sensible y demás. Raptado por las circunstancias. Atado por la realidad, e inundado por plantas y flores de colores. Pero es un idiota.



Las aguas tienen un recurso más,
                                   moviendo las olas ya no hay realidad.

jueves

Me acuerdo. Era de esos días en donde el sol no molestaba ya tanto, se despedía, bajaba a lo lejos y nos regalaba sus últimos suspiros. Sol andate, ya está, ya no te aguanto, te amo en el invierno, cunado estas triste e irradias melancolía. Estos días, cual domingo de esos antojosos, te aborrecí, odié verte reír tan así, no muestres tu felicidad tan abiertamente, sabes que a las personas no nos gusta. Envidiamos, no somos seres del todo racionales, así mejor andate.Maldiciendote, malpensandote estaba mientras caminaba, que te comprendí un poco, te comprendí mucho y te amé, y me alegre por entenderte, por pensarte allá arriba, sabes que a nosotros a veces nos cuesta dar la importancia que se merecen ciertas cosas, nos cuesta comprender, si, ya sé, hace tanto que nos observas allá tan distante que me imagino ya hasta quizás nos compadezcas algo, y sepas lo tanto que nos cuesta todo, todo nos cuesta tanto.Y fue ahí que te escuche, por primera vez supe como escucharte, y agradecí tanto tu consejo, que no sé, me sonó a algo así como : "Tenés que saber saltar a tiempo", o algo así muy parecido, y yo quise seguir dialogando con vos, me parecía lago sumamente interesante, espere a que me dijeras algo mas crucial, pero nada.Si, saltar cuando ya llegas bien arriba y no tenes nada mas por descubrir -pensé en voz alta-. Pero quizás me equivoque, repensandolo, tal vez, saltar al estar tan abajo, no sé, a modo de propulsión, o saltar para no caer al abismo, ahora me vienen tantas opciones.No, no entendes nada, andate, ya no quiero hablar con vos -me hiciste saber fuertemente-.Y te odié de nuevo por no comprender mi ingenuidad, mi insegura ignorancia humana, pero aun así, no me fui. Me sente bajo la sombra de un arbol y pensé, y lo entendi, y te busque para contartelo, pero ya no estabas. Me quede un rato mas en la sombra, conmigo, en mi acostumbrada compañia, quizas vuelva, pensaba, y ya no apresiste.Entonces tome una hoja del suelo, la levante para conmigo y le conté mi secreto, la tire al viento y me fui, con la luna en reemplazo del ya muerto sol.

martes

Dejalo vivir  esa vida de aparente juventud insensata, el tiempo suele ir muy rápido, vos sabés, dejalo que los aproveche, o que ellos se aprovechen de él. Dejalo gastarlo, derrocharlos, tirarlos a la basura si así lo desease, es que mirá, hoy tiene ganas de vivirlos así, como vengan. Dejalo que se siente a no pensar, a esperar algún tipo de sacudon que le organice las ideas. Dejalo que se deje estar. Permitile correr en libertad sin rumbo, solo por las ganas de correr, para que el viento acomode su cabello a su manera muy loca; dejalo ser pasto, ser hongos, ser sol... Dejalo ser eso que tenga ganas de ser. No le quites las ganas, no le quites nada, nada mas dejalo que se vuelva muy loco, pero creyendose cuerdo, que tenga sus sinsentidos para aprender, observar e ignorar. Dejalo acariciar un halo de luz de una de esas madrugadas que la día siguiente se rehúsa a ser recordada, pero que fue concebida con esa idea, por el universo, por tu Dios, no para ser recordada, sino para ser vivida, momentáneamente, efímera, y casual, como cada momento de la vida, como cada halo de luz.
Tomaban café en tazas exclusivas. A los halos de luna que se les ocurría  infundir en la habitación  y proyectarse espectrales  no les causaba gracia.De sus lugares respiraban y sólo yacían pensantes. En su historia, se completaban capítulos.Dos que se odian en secreto y a escondidas (dos que se aman).No tienen tiempo, ni fotos, ni tardecitas, ni planes pueden tener (lo tienen todo).Sus risas suenan desesperadas como las primeras y tristes como las ultimas (sus caricias).Sin embargo uno de los dos, prefiere ya no elegir.Nadie se entera, y uno llora en silencio en silencio, con los halos de luna. Pensante.

lunes

Desinteresantes elementales mentiras, completantes innecesariamente. Insultante, insitadora de la mas absoluta mediocres en estado de reciprocidad. No inventes esas palabras, que nunca las vas a ver llenar algún espacio, vacio siempre de palabras, pero las tuyas aun así no van a estar ahí. Impronunciables, desterradas, siempre dejadas de lado, por violentar, por increpar, por no ser, por estorbar y  no llenar. Vas a escuchar esa misma canción 354 veces antes de morir, antes de dejar de ser, pero siempre antes, ahí vos, tan insultante y sin rumbo siquiera, como sin rumbo, por eso completas las 354 veces, por falta de opciones, por falta de opciones tal vez, por no llenar y por no ser.
Escuchando aquellas canciones, mirando en sus ojos inmóviles. Titilantes. Actuados desde una pantalla, artificiales y en destiempo.
Escuchando aquellas voces. Aquel inentendible pero universal lenguaje único de las cosas. De eso que es, pero no aparenta ser, de eso sin sentido. Sin rumbo marcado.Sin aparente sensatez ante los indiferentes ojos de la más absoluta mediocres humana. Mundanos, terrenales. Mundanos, artificiales.Escuchando. Pudo escuchar algo más que aquellas canciones simplificadas y absueltas de un silencio total.Una simple composición de sonidos superpuestos, hizo razonar en su mente, una simple explicación absoluta ante las grandes incógnitas de su vida misma. Su vida.A través del espacio y el tiempo, desde el lugar que él había dejado, en el cual ya no pensaba, ya no pensaba siquiera.Le pareció oír la música también.Sonidos. Algo que venía como de ángeles de  alas doradas con, tal vez, deseos disponibles.De la melodía devenían rayos de sol, halos pero tal vez de luz, recuerdos de papel, de puentes de colores.Le pareció oír la música también…...pero tal vez era solo un eco.
Había algo así como creciente dentro, en ella. Creo, y no lo sabia, preferia ya no creer.Se desencontraba consigo misma ya muy a menudo. Y le costaba encontrarse ahi, pensando en la oscuridad, en la nada.Hacia una larga lista de cosas por hacer, las repasaba una y otra vez en su cabeza, y así iba. Tenia lugares por visitar, gente por conocer, canciones que escuchar... y si, cosas por probar, materias que estudiar, ideas que pensar.Se amontonaban así sus pequeñeces diarias, sus postergaciones, sus intrigas, esas inquietudes.
Implementaba eso de que el universo, en algún sacudón cósmico acomodase las cosas, y las pusiera una por una en su lugar. Como debiese.
Optaba también, otras veces, en esas de impulso pseudo-adolescente por dejarse llevar, por cosas, por vicios innecesarios, optaba por sentirse viva, por sentir algo siquiera, equivocado o no, sentir.
Esperaba muchas cosas de la vida, cuando no se las proponía hacerlas por si misma, confiaba en que existiese algo así como el destino. Esperaba. Y muchas veces nada pasaba.
Tachaba, entonces opciones e iba por otras. Se proponía estar muy loca, ser especial, quizás ya lo era, pero siempre prefería no creer.
Se asombraba entonces con lo mínimo del día, de la noche, solo por asombrarse de algo. Y esperaba. Entonces se dejaba sorprender con lo que en ocasiones, muy raras o efímeras encontraba. Pero encontraba. Y se sentía tan gustosa de buscar, de esperar, de volverse tan loca.
Optaba por no hacer nada.
Que el tren de la vida hacia o de la felicidad pasa una sola vez dicen. Siempre dicen ese tipo de cosas.Pero es que ella lo tomo tan enserio que cuando lo vio venir allá, en el horizonte, lo esperó ansiosa, expectante,  impaciente. Ya que pasó tan cerca, aprovecho y subió a él. Que hay que aprovechar es lo que dicen.Y subió.Fue mágico el viajesito, hipnotizante, diferente, circular.Pero algo habría salido mal, pensaba, porque no llego así a ningún lugar, la dejo ahí aquel expreso, en el medio de la nada, y ahora se tiene que volver caminado. Esa es la parte mas jodida, pero no, es que nadie te traza un panorama anterior a la consumision, nadie te advierte del "después".O quizás paso con ella nada mas. Porque quizás no había un lugar reservado como destino para ella, y se dieron cuenta, tan vivos ellos, y la bajaron, o el precio de su boleto era hasta allí a donde llegaba, y mas no podía pagar, vaya uno a saber.Lo que sí, estate atento con lo que anda diciendo la gente por ahí, a veces es mejor no oír.
Iba caminando, estos años pesan, divagando me reía. Un día en Agosto, y una noche linda si las hay.Mucha gente que bajaba a festejar, quizás festejabana San Baltasar, baya bien uno a saberlo, tantos santos los de estas época.Y la luna allá, hasta casi tan rosa, purpura casi, instaba a pensar en una historia, no una mía, una ajena, hasta con tintes de inventario si se quiere que se quiera, así la modelaba, esculpía, le ponía brillo, cortaba y pegaba escenas, cual collage pirado, de esos que se ven en Utilisima.Hasta quizás lo venia haciendo en blanco y negro, imposible recordarlo, y puede que con subtitulo en lenguas nuevas y publicidades de las raras; quizás el poder mental hasta la pueda llegar a mimetizar con la realidad ésta, pensaba. ¿Tan poderosa acaso la mente?, no lo hubiese podido pensar así en voz alta (si, a quien no ocurre acontecimientos casi accidentalmente estéticos), me escuche decir, ahora, ¿como habré hecho para hablar entre paréntesis? No se, esto es lo textualizado de un recuerdo devenido inconsciente, quizás, y no tiene que tener mucho sentido, dejá no te preocupes. Tampoco es que lo leereria a futuro, buscando una verdad ausculta, de esas que se encuentran en la borra del café, o Egipto, allá entre las pirámides que tan bien conozco, porque, ¿quien no conoce una pirámide como la palma de su mano?creo que es algo que esta en el inconsciente colectivo de casi cualquier persona, ahora bien, es necesario ponerse a pensar adjunto a esto, qué tan bien conocen la palmas de sus manos las personas, hoy en día tan pobres detallistas.A lo que iba, con todo esto, y de continuo, sin perder necesariamente el hilo de pensamiento,es que iba caminado e inventado historias varias, de otros seres,de otros tiempos, que tan poco tenían que ver conmigo, por mi suerte, no la de ellos. 
Y así lo vio mas claro. Recordó, fue un sábado, de esos primeros meses del año, un sábado por la tarde. Una calurosa tarde de sábado cuando murió.Murió en esa tarde, lo sintió claramente. Percibió el momento casi exacto, en el cual el alma se evapora del cuerpo y se va. No reaccionas - pensó- la ves alejarse, y te quedas ahí sentado con esa extraña sensación entre tus manos.Y fue entonces que ya no logro sentir siquiera, sentir el aire. Caminó, al menos respiró, y miró... de ves en cuando, gritó hasta aturdirse, pero no generó nada. Se preguntó ahí, así y entonces, por qué se había ido. Quizás estaba cansada ya de no imponer sus ideas, de esperar a que sea proclamada al fin y nada. Solía olvidar que estaba allí, siempre, que podía contar con ella, siempre, pensaba que nunca se iría, pero un día se canso,  se canso, pasó y se fue.Y era una tarde de sábado.Y en las noches donde no hay nubes y la noche brilla mucho que hasta ya molesta, se sienta afuera con las amebas del universo, y espera a ella.Quizás tambien la extraña y se siente incompleta, y hasta compuso una canción, de esas que sabe que le gusta, no tiene letra todavía, y no le ha salido melodía alguna para así completrala, es que sabes, no tiene alma, y se le es difícil asi, mas aun en estos días que corren, ya no conmueve, entonces solo espera, esperas con las amebas del universo.