martes

Dejalo vivir  esa vida de aparente juventud insensata, el tiempo suele ir muy rápido, vos sabés, dejalo que los aproveche, o que ellos se aprovechen de él. Dejalo gastarlo, derrocharlos, tirarlos a la basura si así lo desease, es que mirá, hoy tiene ganas de vivirlos así, como vengan. Dejalo que se siente a no pensar, a esperar algún tipo de sacudon que le organice las ideas. Dejalo que se deje estar. Permitile correr en libertad sin rumbo, solo por las ganas de correr, para que el viento acomode su cabello a su manera muy loca; dejalo ser pasto, ser hongos, ser sol... Dejalo ser eso que tenga ganas de ser. No le quites las ganas, no le quites nada, nada mas dejalo que se vuelva muy loco, pero creyendose cuerdo, que tenga sus sinsentidos para aprender, observar e ignorar. Dejalo acariciar un halo de luz de una de esas madrugadas que la día siguiente se rehúsa a ser recordada, pero que fue concebida con esa idea, por el universo, por tu Dios, no para ser recordada, sino para ser vivida, momentáneamente, efímera, y casual, como cada momento de la vida, como cada halo de luz.

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